domingo, 19 de noviembre de 2017

Los Valores y la Vida




¿Qué son los valores? Sencillamente, las creencias particulares, personales, individuales, que usted sustenta en relación con lo que le parece importante. Sus valores son sus sistemas de creencias por ejemplo sobre lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo. El psicólogo A. Maslow habla de los artistas, pero el argumento tiene validez universal. Nuestros valores son las cosas hacia las cuales hemos de tender necesariamente; de lo contrario, no nos sentimos plenamente realizados. 

La sensación de congruencia, de armonía y unidad personal con uno mismo deriva del sentimiento de estar realizando nuestros valores a través de nuestro comportamiento real. Incluso determinan
aquello de lo que huiremos. Rigen todo nuestro estilo de vida. Determinan cómo reaccionaremos ante cualquier experiencia vital dada. Vienen a ser como el sistema operativo de un ordenador. Cuando usted introduce un programa, que el ordenador lo acepte o no y que lo use o no, dependerá del sistema operativo que traiga programado de fábrica. 

Los valores son como el sistema operativo del discernimiento en el cerebro humano.
Desde cómo viste, qué coche conduce, en qué casa vive uno y con quién se casa (si es que se casa), hasta cómo educa a sus hijos, desde las causas que uno apoya hasta lo que elige hacer para ganarse la vida, la influencia de los valores no conoce límites. 

Son la base que define nuestras reacciones ante cualquier experiencia de la vida. Son también la clave definitiva para quien quiera predecir su propia conducta así como 'SI la de los demás: la llave maestra que abre la caja de nuestra magia interior.

Siendo así, ¿de dónde proceden esas instrucciones tan poderosas acerca de lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, lo lícito y lo ilícito? Puesto que los valores son creencias concretas, de fuerte contenido emocional y vinculadas,  proceden de las mismas fuentes:

 El medio ambiente desempeña cierto papel, empezando desde la infancia. El padre
y —sobre todo en las familias muy tradicionales— la madre juegan un papel de primer orden en la programación de la mayor parte de los valores originarios. Ellos les han dado expresión al decirle a uno constantemente lo que debía o no debía hacer, decir y creer. Si uno aceptaba los valores de
ellos, recibía la recompensa y era un buen niño  o niña; si los rechazaba, llovían reconvenciones y uno era una «mala pieza» (en algunas familias, si persistía en rechazarlos recibía un castigo).

En realidad, la mayor parte de nuestros valores han sido programados por medio de esa técnica de premios (o recompensas) y castigos. Cuando crecimos un poco más, encontramos en el grupo de los compañeros otra fuente de valores. La primera vez que habló usted con los niños de la calle tal vez
descubrió que ellos tenían valores distintos de los suyos. 

Usted no tardó en mezclar los de ellos con los suyos, o quizá modificó los propios, porque de no hacerlo le habrían zurrado o, peor aún, ¡no le habrían admitido en sus juegos! 

En el curso de su vida, usted ha ido creándose nuevos grupos de compañeros, ha aceptado nuevos valores, o los ha adaptado,y ha implantado los suyos en otras personas. En su vida habrá tenido además héroes, o tal vez antihéroes; y como admiraba su conducta, procuraba emularla tal como la veía.
Muchos jóvenes se inician en las drogas porque sus héroes, aquellos cuya música idolatran, dan muestras de apreciar las drogas. Hoy, por fortuna, muchos de esos héroes (dándose
cuenta de su responsabilidad y de que, en tanto que personajes públicos, tienen oportunidad de configurar los valores de gran número de individuos) procuran dejar bien sentado que ellos no consumen ni promueven el consumo de drogas.

Muchos artistas se han declarado partidarios de cambios positivos en el mundo, con lo cual configuran los valores de muchísimas personas. Por haber comprendido el poder de
los medios de comunicación, Bob Geldoff (el célebre promotor de Live Aid y Band Aid para luchar contra el hambre mundial) supo movilizar los valores de otras muchas estrellas influyentes. Con su esfuerzo colectivo y su ejemplo, ellos ayudaron a consolidar el valor de la generosidad y el altruismo
para con el prójimo. 

Muchos, que no creían que ese valor pudiera ser tan importante en su vida, cambiaron de conducta cuando vieron que sus héroes —Bruce Springsteen, Michael Jackson, Kenny Rogers, Bob Dylan, Stevie Wonder, Diana Ross, Lionel Richie y tantos más— les decían directa y diariamente, a través de su música y sus vídeos, que hay seres humanos en peligro de muerte y que es preciso hacer algo.

Lo mismo ocurre con el fenómeno altruista de la "Teletón" en Chile, que promueve la generosidad en una obra que apoya la rehabilitación de personas discapacitadas.

En estos ejemplos es importante  hacer constar el poder de los medios para la creación y orientación de valores y de conductas.

La formación de valores no es privilegio de los héroes.

Ocurre también en la vida profesional, donde sigue funcionando el mismo sistema de premios y castigos. Cuando uno trabaja por cuenta ajena, si quiere progresar dentro de la empresa
tendrá que asumir algunos de los valores de ella. 

Si no comparte usted los valores de su superior es posible que se le cierre el camino de los ascensos. Además, y para empezar, si no comparte los valores de la empresa nunca llegará a sentirse
a gusto en ella. En nuestro sistema de enseñanza, los maestros dan expresión constantemente a sus propios valores, y muchas veces recurren de manera inconsciente al sistema de premios y castigos para conseguir que aquéllos se adopten.

Nuestros valores también cambian cuando cambiamos de metas o de autoimagen. Si usted se ha planteado el objetivo de ser el número uno de la compañía, cuando lo consiga, además de ganar más dinero esperará de quienes le rodean otras cosas diferentes. Sus puntos de vista sobre el trabajo
cambiarán también. Verá de otra manera lo que hoy consideraría
como un buen medio de transporte. Incluso puede que cambie de amistades, para que estén en consonancia con la «nueva» imagen que tendrá de sí mismo. En vez de salir a compartir
una cerveza con los amigos, tal vez prefiera tomar un agua mineral en la oficina y compartir con sus tres socios nuevas ideas de cambios favorables de la empresa.

El coche que uno conduce, los lugares que frecuenta, los amigos que le rodean, lo que uno hace, todo ello refleja su autodefinición, la imagen que tiene de sí mismo. 

Incluso es posible que la misma incorpore lo que el psicólogo industrial Robert McMurray ha llamado «símbolos invertidos del yo», y que también son demostración de valores. Por ejemplo, el
hecho de que alguien conduzca un coche barato no significa que no tenga buena opinión de sí mismo, ni que conceda una importancia exagerada al consumo de gasolina cada cien kilómetros.

A lo mejor quiere demostrar, mediante el uso de símbolos incongruentes, que está por encima del rebaño común.

Un gran sabio, o un empresario con la cuenta corriente bien repleta, tal vez quieran representarse a sí mismos y representar ante los demás que ellos son especiales, eligiendo para ello un coche de segunda mano, barato y sencillo. El multimillonario que vive en una casa sencilla quizá sea muy avaro del terreno edificable, o quizá pretenda hacer demostración de quién sabe qué valores originales ante sí mismo y ante los demás.

Hasta aquí podemos comprender  que es importante saber descubrir cuáles son nuestros valores. 

La dificultad estriba en que, para la mayoría de las personas, dichos valores son en gran parte inconscientes. 

A menudo los individuos no saben por qué hacen ciertas cosas; simplemente, se sienten impelidos
a hacerlas. 

Por lo general, las personas desconfían de quien tiene valores muy diferentes de los suyos, y se sienten incómodas en su presencia. 

Muchos de los conflictos que tenemos en la vida son conflictos de valores, y lo mismo puede decirse de la vida de las comunidades tanto a nivel local como a escala internacional, y no digamos en lo tocante a las guerras:
véase, si no,  en el  Medio Oriente.
¿Y qué pasa cuando un país conquista a otro? Que los vencedores intentan imponer los valores de su cultura.

No sólo difieren entre sí los valores de distintos países y pueblos, sino que para cada persona, además, unos son más importantes que otros. Casi todos nosotros trazamos una raya más allá de la cual no valen bromas ni se transige. 

Para unos puede ser la sinceridad, para otros la amistad. 

Algunos hombres mentirán para defender a un amigo, aunque también
juzguen importante la sinceridad. ¿Cómo son capaces de hacer eso? Pues porque, en la situación dada, la amistad ocupa un lugar más alto en su escala de importancia (es decir, en su jerarquía de valores) que la sinceridad. 

Usted quizá valore en mucho el éxito en su trabajo, pero también la intimidad de la vida familiar; de manera'que se producirá un conflicto si ha prometido regresar a casa temprano para pasar la tarde con su familia, pero se presenta una oportunidad de hacer un buen negocio. 
Lo que haga en ese momento dependerá de cuál sea el valor situado más alto. Así que, en vez de
decir que es malo dedicar demasiado tiempo a los negocios y descuidar a la familia, o viceversa, dediqúese a descubrir cuáles son en realidad sus valores. 

Sólo entonces comprenderá por qué hace ciertas cosas o por qué las hacen otras personas.

Para entender cómo actúan los seres humanos, los valores son de utilidad primordial.

Al objeto de tratar eficazmente con las personas hemos de saber qué es lo que más les importa, o sea concretar la jerarquía de valores por la que se guían. 

A falta de ello, tendremos una gran dificultad en comprender las conductas elementales de los demás. Por el contrario, una vez poseamos ese dato estaremos en condiciones de predecir cómo se comportará un individuo prácticamente ante cualquier conjunto de circunstancias.

Y si conoce usted su propia jerarquía de valores, se hallará en disposición de resolver cualquier relación o representación interna que le origine un conflicto.

Recuerde : no hay éxito verdadero si no se respetan los valores básicos.

A.R.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Curso Taller Programación Neurolinguística Psiconeuroinmunología y Calidad de Vida


Curso Taller

12 horas

Programación Neurolinguística , Psiconeuroinmunología y Calidad de Vida”

Introducción

Programación Neurolinguística y Psiconeuroinmunología, son disciplinas de descubrimiento muy reciente cuya fortaleza radica en el comprobar las vías de conexión entre el Pensamiento, la activación neurológica del sistema nervioso autónomo e inconciente y voluntario, logrando contribuir con los objetivos de salud y calidad de vida que sean requeridos por las personas. Activa estas Vías de manera voluntaria, conciente y fácil, activando su inmunidad y estabilidad de los mecanismos de salud interior.


Objetivo General

Desarrollar habilidades de Programación Neurolinguística y Psiconeuroinmunología para la 


mejoría de la Calidad de Vida, Salud y Comunicación Efectiva en las distintas áreas de la vida 


cotidiana contribuyendo a la autovalencia y superación personal.

Temario

Sesión 1
-¿Que es PNL y Psiconeuroinmunología como se aplica a la vida cotidiana para una mejor calidad de vida?
-Planteamiento de objetivos y metas personales, familiares y de salud con PNL, relación con stress y trabajo, en cualquier área de la Vida colaborando con el entorno ecológicamente.
-Descubriendo las propias capacidades y talentos reencauzando la vida
-Canales sensoriales y su influencia a nivel orgánico, emocional y mental en la generación de salud y la mejoría en las relaciones humanas.

Sesión 2
-Como construimos nuestras vías sensoriales de entender al mundo en la vida diaria.
-Como funciona el cerebro, toma de decisiones
-Relacionando conflictos diarios y efectos en la salud , mecanismos de superación
-Como relacionamos pensamiento y lenguaje y como saber la forma de pensamiento de los demás.

Sesión 3
-Uso de lenguaje especifico, metamodelo, comunicación efectiva y escucha activa.
-Manejo de stress y calidad de vida.
.-Estados de la mente, uso de recursos para lograr estados de plenitud y usar cerebro a voluntad, anclajes
-Creación de sistema de evaluación de logros y avances.

Calendario

Sesiones de 4 horas dias sábado 18- 25 y 2 de diciembre de 9:00 a 13:00 hrs.

Lugar

Simón Bolívar 5958 La Reina. Linea 4 Metro Estación Simón Bolívar

Mayor Información

Teléfonos 9 8 2289832 - 224758055
e-mail excelsa1@gmail.com

Relatora

Dra. Sheril Irene Rivera Villarroel

Médico Cirujano. Profesor U. De Chile
Magíster en Salud Pública
Especialista en Psiconeuroinmunología y  Calidad de Vida
Master Practitioner PNL.

Directora Instituto EXCELSA 

Las Buenas Relaciones son verdadera Magia



Recuerde aquella vez en que usted y otra persona estaban en total sintonía. Sería una amistad, un amor, un familiar, o sencillamente alguien a quien acababa de conocer por casualidad.

Regrese a esa época y trate de descubrir qué tenía esa persona para que se sintiera usted tan en sintonía con ella (o con él).

Es muy posible que se descubrieran una afinidad de pensamientos o una coincidencia de opiniones acerca de tal o cual película, libro, deporte o experiencia. Tal vez no se diera usted cuenta, pero quizá tenían patrones similares de respiración o de habla. A lo mejor había también coincidencia de formación o de creencias. 
Cualquier cosa que mencionemos será un reflejo del mismo elemento básico: una relación.

 La relación es la capacidad para entrar en el mundo de otro, hacerle sentir que usted le comprende, que hay un fuerte lazo de unión. Es la facultad para saltar por completo del «mapa del mundo» de usted al mapa del mundo del otro. Ésa es la esencia de la comunicación afortunada.

La relación es el instrumento definitivo para producir resultados con otras personas. Hemos aprendido que las personas son nuestro recurso más importante. Pues bien, con las relaciones entramos en la explotación de ese recurso. 

No importa lo que uno se proponga en la vida: si sabe entablar relaciones con las personas adecuadas podrá satisfacer las demandas de ellas, y ellas satisfarán las de usted, es un ganar-ganar. 

La facilidad para relacionarse es una de las cualidades más importantes que uno pueda poseer. Para ser un buen profesor, terapeuta, actor o un buen vendedor, un buen padre o un buen amigo, un buen persuasor o un buen político, lo que se necesita en realidad es capacidad de relación, la facilidad para establecer lazos humanos comunes y fuertes y para saber comprender a otros.

Muchas personas hacen de la vida algo muy complicado y difícil. 

Pero no tiene por qué ser necesariamente así. Hay muchas técnicas  de relacionarse mejor con las personas; a su vez, el relacionarse con los demás hace que casi cualquier tarea resulte más sencilla, fácil y agradable

No importa lo que usted quiera hacer, ver, crear, compartir o experimentar en la vida, bien sea realizarse espiritualmente, ayudar a otros o ganar mucho dinero:
existe alguna otra persona que comparta esos objetivos y que puede ayudarle a alcanzarlo más pronto, o más eficazmente, o simplificarle el camino de un modo u otro. Y para eso, hay que establecer una relación, ese lazo mágico que une a los individuos y los hace sentirse compañeros en un ganar-ganar.

¿Cuál es la frase hecha más falsa que se haya acuñado nunca? «Los caracteres opuestos se atraen». 

Como muchas otras mentiras, ésta contiene un grano de verdad. Cuando las personas tienen suficientes cosas en común, los elementos diferenciales añaden cierto picante. 

Pero, en líneas generales, ¿quién nos atrae más, y con quién desearíamos pasar más tiempo: con alguien que discrepe de nosotros en todo, que tenga otros intereses distintos y que quiera irse a dormir cuando nosotros tenemos ganas de jugar, y de jugar cuando nosotros nos caemos de sueño? 
Claro que no

Lo que la mayoría de las personas desea, es la compañía de alguien que se parezca a uno mismo y al mismo tiempo tenga su personalidad propia.

Los que se parecen tienden a apreciarse. 

¿Se reúnen en clubes y grupos los que no tienen nada en común? No

Son los que comparten algo, los ex alumnos de estudios comunes y los que tienen intereses semejantes: espirituales, científicos, recreativos, deportivos, coleccionistas de sellos o los aficionados a las artes, la música, la computación, quienes se reúnen, porque el interés compartido crea la relación.

 Si ha participado usted alguna vez en una convención, ya sabe lo difícil que es crear vínculos entre personas que nunca se han visto antes. Una de las situaciones más socorridas de la comedia
es la del extrovertido  y canchero que intenta hacer amistad con el introvertido silencioso y tímido. ¿Cómo funciona un diálogo así? Es terrible. No se parecen bastante para apreciarse mucho el uno al otro.
¿Con quién simpatizaría más pronto un español, con un argentino o con un iraní? La respuesta es fácil. ¿Y con cuál de los dos tiene más cosas en común? La respuesta es la misma. Recordemos el Oriente Próximo. ¿Por qué hay tantos problemas allí? Los judíos y los árabes, ¿comparten el mismo sistema religioso? ¿Se rigen por las mismas leyes? ¿Hablan el mismo idioma? La lista podría ser mucho más larga. Dentro de las dificultades, la mayoría derivan de sus diferencias.

En realidad, cuando decimos que unas personas «tienen diferencias» venimos a expresar que están mal avenidas por culpa de lo que las hace distintas entre sí. 

Si las diferencias son muy profundas, la discordia es probable; la armonía, en cambio, nace de la semejanza. Esto se ha comprobado a lo largo de la historia. Es tan verdadero a escala mundial como a escala personal.

Tomemos cualquier relación entre dos personas y hallaremos en el origen de esa relación algo que tenían en común.

Tal vez hagan las mismas cosas de maneras diferentes, pero fueron los puntos comunes lo primero que las unió. Piense en alguien a quien aprecie de veras, y fíjese en lo que le hace simpático. ¿ Serán quizá las cosas en que se parece a usted, o al menos las que a usted le gustaría lograr? 
La gente rara vez piensa:
«¡Eh! Esa persona opina lo contrario que yo en casi todo; ¡gran persona!», sino: «¡Qué tipo más listo! Ve las cosas como yo e incluso va un poco más lejos». 

Piense luego en alguien a quien no pueda soportar. ¿Es alguien que se parece a usted? 
¿Significa esto que no se puede romper el círculo vicioso de las diferencias que originan conflictos que a su vez aumentan las diferencias y preparan más conflictos? 
Desde luego que no. Porque allí donde hay diferencias, también hay siempre parecidos.  Pasar de la discordia a la armonía requiere fijarse en las semejanzas y no en las diferencias. El primer paso para la comunicación verdadera es aprender a traducir de nuestro propio «mapa del mundo» al de otra persona.
¿Qué nos faculta para conseguirlo? La facilidad de relación. 

Si quieres ganar a otro para una causa común, primero muéstrale que eres su leal amigo.
Abraham  Lincoln

¿Cómo creamos una relación? Lo hacemos al descubrir cosas comunes. En PNL (Programación Neuro- Lingüística), a este proceso se le llama «reflejar» o «armonizar». Hay muchas maneras de crear puntos comunes con otras personas y, por tanto, un estado de relación. Cabe «reflejar» los intereses (es decir, compartir una experiencia similar,o un estilo de vestir, o una actividad favorita) o las asociaciones (o sea, frecuentar amigos o conocidos que se parezcan). 

Ésas son experiencias habituales, ya que así vamos creando amistades y conocimientos. 
Y como tales experiencias, se parecen en una cosa: la comunicación tiene lugar a través de la palabra. La manera más corriente de armonizar con los demás consiste en intercambiar informaciones mutuamente por medio de palabras. 

Sin embargo, algunos estudios han demostrado que la palabra sólo transmite un 7 por ciento, aproximadamente, de la información que se comunica.

Un 38 por ciento se transmite con el tono de voz. Recuerde  cuando era niñ@ y su madre levantaba la voz diciendo "duramente"Su nombre con cierto énfasis especial, eso significaba
muchísimo más que el nombre. 

El 55 por ciento de la comunicación, y con mucho la mayor parte de ella, deriva de la fisiología o lenguaje corporal. Las expresiones faciales, los gestos, el carácter y el tipo de los movimientos de la persona que se halla en proceso de comunicación dicen mucho más que las meras palabras. 

Por eso un humorista como Coco Le Grand puede expresar  cosas tremendas y palabras soeces, y sin embargo hacerle reír. No son las palabras, sino la manera de decirlas (el tono, la fisiología) lo que da risa.

Así pues, si pretendiéramos crear una relación sólo mediante el contenido de nuestra conversación, nos privaríamos de la mayor parte de los medios que permiten comunicar elementos comunes al cerebro de otra persona. 

Uno de los mejores medios para conseguir una relación consiste en «reflejar» o crear, como en un espejo, una fisiología común con ella. 
Es lo que hizo el gran hipnoterapeuta doctor Milton Erikson, que aprendió a imitar los patrones de respiración, postura, tono de voz y gestualidad de los demás. Al hacerlo, conseguía establecer vínculos de gran profundidad en cuestión de minutos. Individuos que no le habían visto jamás confiaban en él de repente y sin el menor titubeo. Por consiguiente, si hasta ahora ha sabido usted crear relaciones sólo con palabras, piense en la increíble facilidad de relación que adquirirá cuando haya aprendido a reunir las palabras y la fisiología.
Mientras las palabras operan sobre la mente consciente del interlocutor, la fisiología actúa sobre su inconsciente.