El conocimiento es una herramienta poderosa. Muchos de nosotros creemos que nuestro mapa del mundo es la realidad.
Imaginamos que, si sabemos lo que nos hace sentirnos amados, lo mismo debe funcionar igual para todos los demás.
Olvidamos que «el mapa no es el territorio», sino sólo nuestra manera de ver el territorio.
Los humanos tenemos estrategias para todo. Cuando uno se levanta por la mañana completamente activo y despejado es porque tiene una estrategia para hacerlo, aunque quizá ni él mismo sepa cuál es. Pero, si se le pregunta, será capaz de explicar qué es lo que ve, oye o siente, y le pone en marcha.
Recuerde que para detectar una estrategia hay que meter al pastelero en sus pasteles en la cocina. Esto es, ponerle en el estado que uno desea y, mientras se halla en él, averiguar cómo crea y mantiene dicho estado.
Al madrugador alegre podría usted pedirle que se sitúe en una mañana concreta de esas que le encuentran despierto y activo. Pídale que recuerde lo primero ' que sintió conscientemente al despertar.
Supongamos que contesta que oyó una voz interior diciéndole: «¡Arriba! ¡Es hora ¡de levantarse!».
Luego pregúntele cuál fue la otra cosa que le hizo levantarse en seguida, que si imaginó o sintió algo.
Tal vez conteste: «Me imaginé a mí mismo saliendo de la cama y metiéndome en la ducha de agua caliente; entonces me sacudí de pies a cabeza y me levanté». Parece una estrategia sencilla.
Sabido esto, nos interesará determinar las proporciones de los distintos ingredientes, por lo que preguntaremos:
«¿Cómo era esa voz que le invitaba a dejar la cama? ¿Qué cualidades tenía esa voz que le hizo levantarse?». ¿Reconoces esa voz?
A lo que él quizá responda: «Era una voz fuerte, y hablaba muy de prisa, era mi propia voz».
Ahora preguntaremos: «¿Y cómo era esa escena que imaginaba?». «Brillante, de gran actividad.»
Usted se halla en condiciones de ensayar luego esa estrategia consigo mismo; quizá descubrirá, que al acelerar las palabras y las imágenes que se representa a sí mismo, y al darles más volumen y brillo, le será fácil despertar en un instante.
Por el contrario, si la dificultad se le presenta a la hora de acostarse, podría intentar ir haciendo más lento su diálogo interno, creando sonidos «bostezantes» y soñolientos, con los que muy posiblemente empezará a sentirse cansado en seguida.
Le invitamos a ensayarlo ahora mismo:
Hable mentalmente muy despacio, como una persona fatigadísima, bostezando a menudo. Dígase a sí mismo... lo... fa... ti... ¡aaayyy!... ga... do... que está.
Acelere luego el diálogo interior. Observe la diferencia;
¿que siente ahora?
Lo que venimos a demostrar es que se puede modelar cualquier estrategia,siempre que uno tenga la posibilidad de situar a otro en un estado y averiguar concretamente cómo lo hace, con qué orden y en qué secuencia.
La clave, sin embargo, no consiste en aprenderse un par de estrategias para ponerlas luego en práctica.
Lo más importante es mantenerse atento a lo que nosotros hacemos bien y otros hacen bien y luego descubrir cómo lo hacemos y lo hacen, cuáles son sus estrategias.
En eso consiste el modelado. Es una herramienta de excelencia.
La PNL (Programación Neuro-Lingüística) es como la física nuclear de la mente. La física estudia la estructura de la realidad, la naturaleza del mundo.
La PNL hace lo mismo con su cerebro. Permite descomponer los fenómenos en las partes constituyentes que determinan su funcionamiento y lograr resultados grandiosos.
